miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Qué escuela queremos para la sociedad en la que vivimos?

 
Hoy en día la educación en nuestra sociedad esta infravalorada. Se hacen continuamente recortes, y tanto el gobierno como , en ocasiones, nosotros mismos no apreciamos la labor del docente ni el valor de la educación.
Nos han inculcado desde muy pequeños que la educación está relacionada con el trabajo, es decir, que si tenemos educación y nos formamos tendremos trabajo. ¿Pero qué pasa ahora en ésta época de crisis económica?.Los niños, los adolescentes están desganados pues son conscientes de que a pesar del nivel educativo que contengan, de toda la formación recibida y del esfuerzo que hayan puesto no implica que necesariamente vayan a tener un buen trabajo.

En nuestra sociedad, a pesar de haber aceptado la teoría correcta, se sigue pensando que las personas que son buenas en las materias escolares son inteligentes. Esto es algo incorrecto puesto que no existe ni definición concreta de inteligencia ni una inteligencia propiamente dicha, sino que existen muchas inteligencias como la musical, la espacial, la corporal...

Esto nos lleva a pensar sobre porque a pesar de esta teoría de las inteligencias múltiples y de haberla aceptado seguimos catalogando a los niños según consideremos que sean buenos, malos, tontos o listos.
A pesar de todos los cambios que han surgido en nuestra sociedad esta idea sigue en la mente de muchas personas; y lo más preocupante es que sigue vigente en muchos de los docentes que son los que más claros deberían tener que esta idea es incorrecta y tener claro que cada niño es distinto, que cada uno se estimula de una manera muy diferente y concreta de la de los demás y que todos los niños tienes pasiones, virtudes y habilidades muy distintas. Siguen considerando que hay “personas académicas” y “no académicas”.
Este pesimismo acabo siendo notado por los propios niños y los que se consideran como “no académicos” terminan por aceptar que nunca tendrán una gran educación o una gran formación porque “no dan para más”.
Esto es algo realmente triste porque seguramente si a estos niños se les hubiera inculcado las ganas por aprender, se les hubiera estimulado, se les hubieras apoyado y se hubiera puesto confianza en ellos, habrían sido personas con un alto nivel de conocimientos y brillantes en sus trabajos.
A pesar de todo esto no creo que solo el problema sea el profesorado.
Las escuelas hoy en día están organizadas como fábricas, el sistema educativo tiende a dar una respuesta única a todas las preguntas, no adoptan métodos para que los niños aprendan divirtiéndose...
Y entonces, ¿Cómo sabemos cuáles son sus habilidades? ¿Cómo sabemos si éstas capacidades están siendo estimuladas? ¿Cómo se desarrolla su pensamiento si le damos continuamente las respuestas?.

Realmente estamos organizando a los niños como si fueran rebaño. Continuamente le decimos, tanto los profesores, como los padres, como el sistema educativo, el camino por el que tienen que ir, cual es su objetivo y lo que tienen que hacer para conseguir su fin. ¿No sería mejor que lo descubrieran ellos mismos?.

Considero que un buen profesorado y un buen sistema educativo es aquel que no se considera único y el que tiene la mejor respuesta, el que da las herramientas básicas para que el niño se cuestione las preguntas y busque las soluciones por sí solo, que no se sature al niño con información y con tareas pero que se le exija atención y predisposición, que sea gratuita o al menos que no sea tan cara, que consiga que estudiar y estar en clase no sea un rollo sino que sea algo motivante y estimulante, que su nota no solo se rija por un examen final, que se aprovechen todos los recursos tanto del centro educativo como fuera de él, que no se menosprecien ninguna de las habilidades del niño y que se estimulen... y por último, y lo más importante para mí una escuela, unos profesores y un sistema educativo que se comprometa con sus alumnos