domingo, 10 de febrero de 2013

¿Qué vale la pena enseñar en la escuela?


En mi opinión, algunos de los conceptos fundamentales que debe seguir la escuela para enseñar sus contenidos son: La utilidad, la comprensión de la realidad y de nosotros mismos, la diversión, aumentar la curiosidad y respetar la creatividad.

Cuando hablo de utilidad me refiero a que sean contenidos que estén relacionados con nuestras vidas o que podamos llevarlos a cabo en un futuro. Aprender procesos en vez de nombres o datos sin significado. Si aprendemos algo, cualquier cosa, pero no sabemos para qué sirve o que uso podemos darle lo olvidaremos enseguida pero si son cosas que nos sirven, ya sea para formar conceptos nuevos, para llevarlos a cabo en clase o para demostrarle algo a nuestros compañeros no se nos olvidará nunca.

En este sentido, los contenidos además de útiles deben de fomentar las ganas de saber, la curiosidad de los alumnos. Yo pienso  que los niños son seres extraordinarios que son capaces de entender las cosas más allá de una breve explicación. Si los docentes se aburren y no son capaces de transmitirles intriga, los niños enseguida se aburren y empiezan a distraerse. Para esto, es necesario averiguar las cosas que a ellos les interesa, preguntarles a ellos mismo. No es necesario un libro que indique las cosas importantes que deben aprender, ellos, por el simple hecho  de ser un ser humano tienen incertidumbres que desean resolver y el docente es el que debe fomentar esa incertidumbre y servir de guía para intentar resolverla.

Refiriéndome a la comprensión de la realidad y nosotros mismos, me refiero a que sean contenidos que den una serie de perspectivas que los niños sean capaces de elegir. Si, además de contenidos enseñamos valores como el respeto, la tolerancia, la igualdad, la comprensión… serán capaces de elegir por ellos mismos su propio significado de las cosas. Si los docentes enseñan cosas vacías a los alumnos serán personas vacías. Hablando sobre este tema, me gustaría mencionar mi disconformidad con los contenidos nacionalistas. No comprendo porque aprendemos autores que fueron prácticamente irrelevantes a lo largo de toda la literatura simplemente por pertenecer a la nación y no estudiamos a autores que si fueron totalmente relevantes, pero que en los libros de literatura no se encontraban. Un ejemplo de esto es Shakespeare y Cervantes. Es cierto que Cervantes es muy importante, pero Shakespeare también, y, entonces, ¿porque mi libro de literatura le dedicaba un página entera a Cervantes y Shakespeare ni aparecía?  Debemos dejar de llevarnos por cosas como estas o no evolucionaremos como personas.

Por último, me gustaría hablar sobre la creatividad. Los niños nacen con total libertad de pensamiento y somos los adultos los que le ponemos barreras a esa libertad. En este tema, cosas tan minuciosas como no dejarles pintar con las manos o jugar con el barro coartan su libertad de expresión. Cuando las niñas nos dicen que quieren ser bailarinas, nos reímos, pensando que es muy gracioso que una niña de seis años quiera ser bailarina pero en el fondo nunca recapacitamos enserio sobre esa posibilidad. La sociedad de hoy en día no considera a las actividades artísticas como la danza, el drama o la pintura como un verdadero trabajo. Lo consideran como una vocación con la que aspiran ganar algo de dinero para sobrevivir. Vivimos anclados en el pasado, considerando que los verdaderos trabajos deben consistir en mano de obra y personas que lleven las cuentas. El sistema educativo no puede seguir centrado en la habilidad académica, debe reconocer las otras artes, dándole el lugar que se merece, porque si seguimos así todas las personas acabaremos dedicándonos a lo mismo, considerando la vocación como algo sin importancia que debemos olvidar.

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