Todos estaremos de acuerdo en que, en ocasiones, nos enseñan
cosas que no aprendemos y aprendemos cosas por nosotros mismos, por nuestra
experiencia. Pero si reflexionamos un poco sobre este tema nos daremos cuenta
que existen aprendizajes que olvidamos y otros que, por muchos años que pasen
nunca olvidaremos, ya sea porque lo utilicemos en nuestra vida diaria o porque
en su momento nos dejaron huella.
Estos son los aprendizajes que sí se pueden medir. Los
aprendizajes relevantes. Estos aprendizajes son los que cambian nuestra forma
de ver las cosas, nuestra manera de pensar y nuestro modo de actuar.
Ahora bien, a mi me preocupa más la forma en la que se mida
este aprendizaje.
Yo pienso que algunas de las cosas que se tiene que tener en
cuenta para medir el aprendizaje son, sobre todo, las circunstancias, la
situación y el estado del alumno, no solo si está enfermo o sus padres están
separados, abarca mucho más que eso, me refiero a su relación con los
compañeros, a su verdadera situación en casa, a tener en cuenta sus verdaderas
dificultades y a no abarrotarle con contenidos a los que todavía no está
preparado para adquirir. Es mejor que aprenda un solo contenido y que se quede
fijado en su mente a que aprenda veinte y que lo olvide en una semana.
Otra de las cosas más importantes a tener en cuenta es su
interés. Actualmente a los docentes les da igual si te esfuerzas o no. Yo he
tenido gran cantidad de profesores que me han suspendido y me han dicho que
sabía que me había esforzado, pero que el examen lo había suspendido y ellos no
podían hacer nada. Yo creo que si pones interés en algo es porque te importa y
la verdad es que con eso debería bastar.
Finalmente sería ver como llevan a cabo esos contenidos
aprendidos, si le dan utilidad, si han hecho que se asienten las bases para
aprender cosas nuevas, si se ha mejorado su forma de aprender las cosas y si
les ha dado una nueva perspectiva.
Para mí, los aprendizajes no se pueden evaluar por una
prueba objetiva o un tipo test. Los niños pasan la mitad del día en las aulas
y, a veces, el resto de la otra mitad en actividades escolares en la misma
escuela. En este sentido hay demasiadas cosas que evaluar como para que el niño
las escriba en una hora en un papel. La evaluación debería ser constante y no
solo teniendo en cuenta los contenidos escolares, sino, también, teniendo en
cuenta su evolución como persona, es decir, sus valores, su compromiso, sus
habilidades, sus dificultades, para reconocerle el mérito de haberlas
traspasado, sus emociones, sus sentimientos… Todo lo que un niño es capaz de
decir, pensar y hacer
No hay comentarios:
Publicar un comentario